"El silencio de los corderos" 1991 - Jonatham Demme


EL CANÍBAL LECTER

 

Ahora que Hannibal el caníbal triunfa en la pequeña pantalla con la caracterización de Mads Mikkelsen, echando un vistazo atrás es de obligada educación comentar y recordar a todos aquellos que interpretaron al inquietante y perturbador personaje ideado por Thomas Harris. El primer actor en enfundarse el mono como Lecter detrás del cristal del psiaquiátrico fue Brian Cox, en una película de Michael Mann llamada "Hunter (1986)", con el televisivo William Petersen (C.S.I. Las Vegas) metido en el personaje de Will Graham, en una adaptación de la que llevaría años más tarde, a realizarse un remake por Brett Ratner con la ya más conocida "El dragón rojo (2002)", y con Edward Norton en el papel de Petersen. Para cuando llegó "Red Dragon", Sir Anthony Hopkins, ya había interpretado 2 veces anteriormente al caníbal por antonomasia en el cine: En la eficaz y distinguida "Hannibal (2001)" de Ridley Scott y en la película en la que ahora me centraré, la maravillosa "El silencio de los corderos", después de comentar también que Gaspard Ulliel, antes de ponerse a realizar anuncios comerciales de un perfume, también tuvo el honor de ser el antropófago psiquiatra criminalista, en su versión más joven, en la reivindicable "Hannibal, el origen". Jonathan Demme introdujo al sensible doctor de la película "El hombre elefante (1980)" (Hopkins) en un personaje que aparentemente no tenía nada que ver con el psicólogo criminalista caníbal, pero la versatilidad, el dominio, la intuición y el saber hacer del gran Anthony Hopkins convirtieron al personaje en lo que el escritor Stephen King denominó como el Drácula del siglo XXI, un protocolario antihéroe, refinado y educado, con dotes para la más elitista de las formas culinarias, con una inteligencia prodigiosa, y que satisfacía sus más instintos y oscuros impulsos...

 

Comiéndose a sus enemigos, eso sí, si es posible con las recetas de la más apetitosa y exquisita cocina francesa y con las carnes de aquellos que le resultaban más groseros y desechables como género humano. El icónico personaje provocó que a su avanzada edad por aquel entonces, cuando fue por primera vez Hannibal, el actor inglés consiguiera a sus 54 años, el reconocimiento necesario para estar siempre entre lo más destacado de Hollywood, ganándose un prestigio que le hacía volcar todos sus sentidos en aquello que el actor estuviera interpretando, incluso se puede apreciar como Hopkins disfrutaba con el gusto, tacto, oído y su intensa y penetrante vista (contados son los momentos en los que pestañea), además de su siniestro olfato (escuchar cómo describe los olores que percibe a través del cristal) con la portentosa capacidad sensorial de un monstruo interpretativo de inalcanzable calibre.

 

Como contrapunto tenemos a la profesional, afectiva y profunda Jodie Foster, que mantendrá una más que curiosa relación con Lecter, primero como profesor y alumna, luego quizá desde el punto de vista del caníbal.. Como algo más...Y es que Hannibal es capaz de ver el sentido de la justicia, el honor y la voluntad del personaje de Clarice Starling y más aún, él sabe y llega a entender el porqué de las aspiraciones de la joven aprendiz de agente de los servicios especiales, para enfrentarse a la cantidad de depravados criminales a los que tendrá que parar, para acallar el "grito de los corderos" de su infancia. Un histórico thriller con toques de terror, inspirado entre otros, por los depravados Ed Gein y Ted Bundy, como ejemplificación del comportamiento de Buffalo Bill, interpretado aquí por un Ted Levine, dual, monstruoso, cruel y con una incesante búsqueda de cambiar su aspecto de la más rocambolesca de las formas, tomando la inspiración de una polilla mortuoria. Un film que es todo un Gourmet Cuisine en el cine de psicópatas, para todos aquellos que tengan un bon appétit cinéfilo.

 

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