"Drácula de Bram Stoker" 1992 - Francis Ford Coppola


EL AMOR NUNCA MUERE

 

En unos días se concederá el premio Princesa de Asturias 2015, el galardonado en el apartado de Arte, será Francis Ford Coppola, debido a su contribución al mundo del Cine, por mostrar las contradicciones de Hollywood. En forma de pequeño tributo he decidido escribir sobre una de sus obras más representativas. Drácula, un nombre que produce fascinación, su figura en Rumanía es todavía la de un héroe odiado, temido y admirado. Un noble que defendió a la iglesia de las invasiones turcas, erigiéndose después de su muerte en leyenda al no encontrarse su cuerpo en la tumba en la que se supone deberían estar sus restos en descomposición. En la literatura antes de Drácula (el hijo del Dragón), ya existían numerosos precedentes escritos documentados de los conocidos como "Nosferatu", es decir, Vampiros, No-muertos, pero que una vez publicada la obra del irlandés Bram Stoker, casi todos quedaron obsoletos, siendo el príncipe de las tinieblas el que perdura a lo largo de los tiempos. Francis Ford Coppola después de su, en su momento muy criticada y menospreciada "El Padrino III (1990)", creo que buscó con su particular versión de Drácula, un respaldo económico de altura por parte del público, no si ello ofrecer la calidad facilitada en obras suyas consideradas como joyas del cine. En esta obra del personaje más adaptado de Literatura a Cine después de Sherlock Holmes, Coppola dio una nueva vuelta de tuerca al mítico monstruos transilvano, considerándose hasta la fecha la más fiel al libreto original.

El artífice de "Apocalypse Now (1979)" imprimió una estética abrumadoramente sombría a la par que elegante y de distinguida vistosidad para "su Drácula". La seda se fusiona con la sangre, las piedras de sillería del s. XV, las armaduras, las espadas y una sexualidad explícita, todo llevado al los albores del s. XX, con multitud de avances científicos que hacen avanzar al hombre, apartándole de la superchería y la superstición. El mito del chupasangre tomaba aquí una reorientación a versiones anteriores, tales como la de Bela Lugosi de la mano de la productora Universal Pictures ó la británica Hammer y su reiterado e inmortal Cristopher Lee, tratando a Drácula como a un ser atormentado y maldito por un amor imposible de materializarse. En el Drácula de Coppola un servidor de la iglesia se autoinflinge una maldición, que a lo largo de los siglos le mantendrá imperecedero en su condenación por su afrenta a Dios, permitiendo éste que la amada del príncipe no sea bendecida por su suicidio, mientras el enamorado caballero cumplía con su pacto de defender a la cristiandad de las hordas infieles otomanas. La sangre vertida en el sacrilegio en suelo santo, será el elixir envenenado que transforme a Drácula en la criatura de la noche, capaz de dominar a las bestias, transformarse en animal, convertirse en niebla, domina las condiciones atmosféricas y dotado de una fuerza como no conoce el ser humano.

 

En contrapunto con la tradición cristiana de comer y beber la sangre de Cristo para alcanzar la vida eterna, el noble rumano en su blasfemia encontrará en su venganza divina, la ingesta de la sangre humana para mantenerse a lo largo de los siglos, perdurando su mal que infecta a todo aquel que mezcle su plasma con el del enemigo de Dios, que se transformará en "No-muerto" sediento a su vez del néctar rojizo del ser humano. -Escúchelos, son los hijos de la noche-. -Yo nunca bebo vino-. nunca sonaron mejor que en la voz de Gary Oldman, que asombró durante todo el rodaje tanto a sus profesores en lengua rumana como a todo el equipo de rodaje, a través de un acento que hacía parecer al actor como un auténtico descendiente de la ancestral Transilvania. Una fiel narrativa, el vestuario de la diseñadora japonesa Eiko Ishioka (posteriormente casi copiado en "La celda (2000)"), la música que contribuía al ambiente tétrico y tenebrista compuesta por Wojciech Kilar ("La novena puerta (1999)"), un maquillaje sorprendente, una ambientación delicada y maravillosa, unos efectos especiales de altura y las interpretaciones del intenso Anthony Hopkins, como Van Helsing, la bella inocencia de Winona Ryder (Mina), acompañados de un elenco actoral de altura: Keanu Reeves, Cary Elwes...El debut de Monica Belucci, y sobretodo la retorcida, romántica, terrorífica y sufrida interpretación del gran Gary Oldman hicieron, bajo la supervisión de Coppola, una película de terror con una poderosa fuerza de romanticismo torturado que superó en la taquilla internacional los 200 millones de dólares de un presupuesto de 40. A título personal siento lástima por el maldito en cuanto comienza a ser perseguido, y alivio cuado es absuelto al pedir a su enamorada Mina..que le dé paz... Drácula ha cruzado los océanos de tiempo, y es a día de hoy todo un clásico del Cine, que revitalizó al Conde dando todavía más inmortalidad al inmortal...3 Oscar (vestuario, maquillaje y efectos de sonido) la avalan.

 

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