DR. EXTRAÑO EN EL MULTIVERSO DE LA LOCURA. Sam Raimi (2022)


La idea del multiverso me resulta atractiva e interesante, pero tanto la última película del trepamuros como este Dr. Extraño defraudan.

 

Marvel desaprovecha (nuevamente) a un director que dada su experiencia es un genio del fantástico, pero que debido a una historia poco o nada original nos lleva a una película anodina, apresurada y que echa de por tierra sus estupendos recursos visuales en los que han participado ahí es nada, la Digital Domain, creada por James Cameron, la Weta de Peter Jackson, y La Industrial Light and Magic de George Lucas.

 

Extraño aquí viaja por el Multiverso intentando proteger a una adolescente que tiene la capacidad de viajar entre los distintos universos y que cuyo poder es codiciado por la bruja Escarlata, con la excusa de anhelar a unos hijos inexistentes en su universo, pero sí en otros, intentando por todos los medios ese afán maternal que aquí a mi parecer roza el ridículo, obligando la factoría Disney a ver la serie Wandavision para entender mejor todo este meollo, plagado de cameos y diferentes versiones de personajes icónicos, que penosamente entran y salen sin más, y que pretenden agitar al espectador, pero que a mí me han aburrido.

 

En definitiva, Sam Raimi hace lo que sabe utilizando imágenes que recuerdan a su Ejército de las tinieblas, a Posesión Infernal y a el primer Spiderman, pero lastrando una película de superhéroes con un Benedict Cumberbatch que parece que se lo toma todo a broma con la participación de multitud de cameos estrella, que cierran una película de superhéroes rica en diversidad digital, diferenciándose de las demás en su oscuridad por momentos cercanos al terror debido a su autor, pero tirada a la basura por su estupidez, absurdos y desubicación narrativa.

 

El sabio seguidor de las películas del director de Darkman encontrará de nuevo el coche amarillo que aparece en todos sus films y claro, la participación como casi siempre del actor Bruce Campbell.

 

A mi juicio el Multiverso es el principio del fin para Marvel, por mucho que los jugosos dividendos económicos le acompañen.

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